Laroy Starrett es sinónimo de herramientas de precisión e instrumentos de medición. Conocido por sus revolucionarios inventos, como la escuadra combinada y los micrómetros, Starrett ha tenido un impacto significativo en el mundo de las herramientas. Sin embargo, puede sorprender a muchos que su primer producto no estuviera relacionado con la ingeniería o la fabricación, sino con la industria alimentaria.

Nacido en China, Maine, Estados Unidos, en 1836, Laroy, uno de doce hijos, tuvo una educación típicamente granjera y sus raíces estaban en la tierra. Vestido con la lana y el lino que se cultivaban en la granja, uno de los primeros recuerdos de Laroy era sentarse bajo el telar y recoger la lanzadera que de vez en cuando se le caía a su madre mientras tejía telas para sus prendas.

Cuando creció, se unió a los hombres en el campo y a los catorce años se le confió la tarea de conducir los bueyes con carretas cargadas de leña hasta Augusta, a doce millas de distancia. Era un viaje de ida y vuelta de 17 horas, a menudo con temperaturas de cero grados. Laroy recordó: «Parece duro pensarlo ahora, pero entonces no me importaba».

A los Starrett, que eran una familia numerosa, les costaba llegar a fin de mes. El padre de Laroy se había endeudado y la granja tendría que ser hipotecada como garantía, al oír esto, Laroy a los diecisiete años se fue de casa y se alquiló a sí mismo. Durante varios años pagó a su familia sus ingresos hasta liquidar la hipoteca. Diciendo que esto le daba más placer que poner el dinero en un banco.

Su primer trabajo fue en una granja lechera, pero a los veintiséis años ya podía alquilar su propia granja de 600 acres. Como no seguía la tradición, sus ideas sobre plantación y cultivo a menudo iban en contra de los consejos de sus vecinos. Pero le reportaron los mejores precios y cintas azules en las ferias agrícolas. Compró la primera máquina segadora en esa parte del país y pronto la pagó segando el heno de sus vecinos después de que el suyo estuviera listo, convenciéndoles finalmente de que sabía lo que hacía y se esperaba que pronto tuviera su propia granja.

Pero Laroy tenía otras ideas, tenía lo que él llamaba «la invención en el cerebro» y no se dejaba desviar. En invierno y los días de tormenta, pasaba el tiempo en una habitación sobre el establo habilitada como taller. Aquí desarrolló su primer invento, la máquina de picar carne. El ‘Hasher’ tomó la idea de la «viga andante» de los viejos Mississippi Side-Wheelers. Aunque sin experiencia en fabricación, Laroy tenía mucha fe en este helicóptero y en su capacidad para triunfar con él. Cuando por fin perfeccionó el modelo de trabajo, vendió sus intereses agrícolas y se dedicó a los negocios. Los visitantes de las subastas del país siguen encontrándose con la «Hasher» que, por cierto, sigue siendo una buena máquina.

Sacar el «Hasher» al mercado fue una lucha, todo era nuevo y Laroy tuvo que aprender sobre la marcha. Siempre dispuesto a escuchar y absorber los conocimientos y la experiencia de los demás, Laroy observó a su patronista y descubrió lo que se necesitaba para hacer una buena colada. Alquiló un local, lo acondicionó y empezó a fabricar sus helicópteros.

Gracias a la incorporación de un socio silencioso que invirtió dinero y a la venta de derechos de venta en distintos países, Laroy pudo dedicar más tiempo a la fabricación. El negocio creció y se necesitaron nuevas instalaciones, un lugar con más capital y potencia hidráulica. Conoció a un empresario de Athol, Massachusetts, que le recomendó su ciudad natal.

Laroy visitó Athol y quedó impresionado por lo que ofrecía, rápidamente se trasladó allí y empezó a trabajar con la Athol Machine Company. Pronto el negocio de las picadoras de carne funcionó a la perfección, lo que le permitió dedicar su genio inventivo a otros productos. Entre las patentes obtenidas por Laroy figura una línea de mordazas de banco y un cierre de gancho para zapatos. Sólo con esto era capaz de amasar una fortuna independiente si la hubiera desarrollado. En cambio, considerándola de importancia secundaria, Laroy la vendió por unos cientos de dólares, optando por concentrar su interés en el desarrollo de herramientas de precisión.

Durante los años siguientes, Laroy trabajó más que nunca y sus nuevos productos se vendían satisfactoriamente. Sin embargo, a medida que se acercaba a los cuarenta no conseguía triunfar en los negocios como él quería.

Las desgracias se cebaron entonces con Laroy. Su mujer muere y le deja cuatro hijos pequeños a su cargo. Perdió el oído. Su asociación con la Athol Machine Company no había sido feliz y, debido a una rivalidad celosa, perdió su puesto. Para colmo, todo el dinero que tenía estaba invertido en acciones, y la Athol Machine Company seguía sacando provecho de sus inventos. Laroy no vio otro camino que intentar crearse un negocio inventando algo útil que la gente quisiera.

Había trabajado haciendo patrones y utilizaba torpes escuadras de prueba de hoja fija. Al darse cuenta de la necesidad de un instrumento más manejable, se sentaba en la mesa de la cocina noche tras noche y trazaba un diseño y hacía patrones con él. Su escuadra combinada nació y se patentó en 1879.
Habiendo dominado el arte de una hoja de acero exacta, Laroy volcó este conocimiento en la fabricación de reglas y cintas de acero, convirtiendo la frase ‘si usas cintas con el nombre de Starrett en ellas no cometerás ningún error’.

En 1890, el genio inventivo de Laroy se volcó en el micrómetro, una herramienta originaria de Francia, pero nunca satisfecho con los lentos ajustes del tornillo, que requería cuarenta revoluciones para abrir o cerrar una pulgada. Laroy se puso a idear un micrómetro que fuera absolutamente preciso y capaz de ajustarse al instante, y declaró: «Me dio mucho placer lograrlo a mi entera satisfacción».
En 1895 Laroy patentó el divisor con trasmallo.

En 1920, la empresa incorporó a su línea de productos su primer calibrador, diseñado para comprobar la curvatura de las gafas, y rápidamente se convirtió en el mayor innovador y fabricante de calibradores de precisión del mundo.

Muchos otros han tenido ideas similares, la diferencia aquí era el hombre. La característica sobresaliente de Laroy era la confianza en sí mismo; era un hombre que, a pesar de un revés tras otro, se negaba a admitir la derrota. Tenía una habilidad, una visión y una iniciativa fuera de lo común, pero sin su gran valor esta historia de la fundación y el crecimiento de «los mayores fabricantes de herramientas del mundo» nunca se habría podido escribir.

Pocas empresas pueden presumir de contar con la confianza que Starrett ha forjado a lo largo de un siglo de colaboración con clientes que trabajan en muy diversos sectores industriales de todo el mundo. Puede esperar el nivel de atención al cliente y asistencia que sólo pueden ofrecer empresas con la historia y fiabilidad de Starrett. Usted compra a Starrett porque la calidad de cada producto que fabricamos está garantizada y certificada para su uso. En sectores como el alimentario, por ejemplo, esto es de vital importancia, porque las empresas tienen que cumplir normas de salud y seguridad muy estrictas.

Sudamérica es uno de los mayores mercados productores de carne del mundo, y produce carne de la mejor calidad. Starrett Brasil es el productor número uno de hojas de sierra de cinta para corte de alimentos en América del Sur. Para conseguirlo en un mercado tan competitivo, debemos suministrar productos de calidad excepcional y un servicio fiable al 100%. Combinamos la experiencia técnica y la calidad que tenemos en Brasil con nuestro conocimiento de los requisitos de los clientes británicos y europeos. El resultado son productos que ofrecen el equilibrio perfecto entre calidad, prestaciones y precio. Estamos orgullosos de ofrecer una línea de productos emocionante y en expansión para la industria alimentaria en todo el Reino Unido y Europa. Nuestros productos ofrecen una trazabilidad completa desde la fase inicial del proceso de fabricación, lo que garantiza una calidad y seguridad superiores. Todos nuestros productos están certificados como aptos para la producción de alimentos.

Hemos desarrollado una amplia gama de las hojas de sierra de cinta para corte de carne y pescado más solicitadas. Nuestras capacidades de fabricación nos permiten mantener el control de la calidad de nuestras hojas de sierra de cinta desde el inicio del proceso de fabricación. Aprovechamos esta experiencia y nuestro conocimiento del mercado para ofrecer hojas de sierra de cinta que optimizan el rendimiento, aumentan la producción y minimizan los residuos.

Nuestra gama de hojas de sierra de cinta incluye:

• MeatKutter Premium
• MeatKutter Congelado
• CarcassKutter

Del mismo modo, ofrecemos una amplia gama de cuchillas de desvelado adecuadas para la mayoría de las máquinas del sector. Como fabricantes, podemos suministrar cuchillas desveladoras de cualquier longitud que se requiera y garantizar los más altos estándares de calidad. Nuestras cuchillas desveladoras son ideales para quitar las membranas de la carne, descortezar cerdo y desollar pescado.

Estamos encantados de ofrecer un emocionante surtido de cuchillos de carnicero, diseñado para atender a los carniceros profesionales y entusiastas de la cocina. Nuestros cuchillos están certificados por NSF, la organización reconocida internacionalmente que aprueba los productos para la industria alimentaria. Todos nuestros cuchillos tienen un número de seguimiento que garantiza la identificación del origen y la trazabilidad, y los mangos tienen protección antimicrobiana Sanitized para ayudar a prevenir el crecimiento bacteriano. Las navajas Starrett ofrecen el equilibrio perfecto entre calidad y asequibilidad. Fabricadas en acero inoxidable de alto contenido en carbono, todas las navajas Starrett ofrecen una relación calidad-precio excepcional.

Nuestra gama de cuchillos incluye:

• Cuchillos para deshuesar
• Cuchillos para carne
• Cuchillos desolladores
• Cuchillos de carnicero
• Kits de cuchillos para barbacoas, chefs y cocinas
• Afilado de aceros
• Piedras de afilar